Sin dudas, nuestro cerebro sigue siendo todo un misterio. Aún cuando su estudio avanza poco a poco, ya contamos con información suficiente para su comprensión en ciertos aspectos.
En esta oportunidad abordaremos un tema de mucho interés. Hablaremos del efecto que tienen las emociones sobre el aprendizaje. Para ello, debemos saber que en la educación que históricamente se ha entregado a los niños, emociones como la rabia, la frustración y la tristeza, han sido tratadas con el objetivo de ser atenuadas y disminuir su frecuencia, lo que no está mal, pero... ¿Cuánto tiempo hemos invertido en resaltar la alegría, el amor o la curiosidad?. Recordemos que de niños aprendimos jugando, y jugar es alegría y diversión, lo que se traduce en emociones positivas, las que pueden favorecer significativamente el aprendizaje.
Entendiendo la importancia y el papel que las emociones juegan en el proceso de aprendizaje, nos centraremos en este aspecto. Sin embargo, es necesario considerar la inteligencia emocional, un trabajo que debemos practicar, tanto docentes cómo padres.
Cabe mencionar:
“El miedo y el placer son las únicas emociones con zonas específicas en el cerebro. Activan circuitos de neuronas precisos que permiten actuar efectivamente ante las amenazas, los peligros o los estímulos de placer. Por tanto, agilizan el aprendizaje de las conductas vitales en el caso de las amenazas y de la adquisición de habilidades en el caso del placer”.Janses.
Por lo tanto, de toda emoción se puede aprender algo positivo. Así también, por ejemplo, de una rabieta, podemos aprender de autocontrol.
Bien, las emociones pueden estimular la actividad neuronal reforzando las conexiones sinápticas. Por ende, cuándo se involucran las emociones, el aprendizaje alcanza una mayor consolidación.
No está de más aclarar que emociones como la alegría son las que se relacionan con un aumento en la consolidación de aprendizajes. Es así cómo un ambiente positivo conseguirá qué nuestro cerebro emocional reciba los estímulos externos de mejor manera. De la misma forma, emociones como el miedo o la rabia provocarán el efecto contrario. Algo que debemos evitar para no caer en el retraso del proceso de aprendizaje.
Podemos definir a la inteligencia emocional como la capacidad de razonar sobre aspectos que se relacionan con las emociones. Para dar forma lo antes mencionado es necesario conocer el funcionamiento y los beneficios que las emociones brindan en el proceso de aprendizaje.
En la actualidad existen varios modelos que explican las emociones en el aprendizaje, pero hablaremos sobre el más conocido de ellos: Goleman.
"La inteligencia emocional es la clave para resolver problemas vitales" asegura el autor, a la vez que nos presenta su modelo que cuenta con cuatro partes.
Entonces podemos entender que el dominio de estas habilidades, (control sobre las emociones) fomentan la autorregulación y el manejo adecuado de las mismas, las que a su vez permiten alcanzar un aprendizaje profundo y significativo.
Luego de este recorrido sobre el impacto que las emociones tienen en el momento de enseñar, podemos entender que este modo de formación involucra distintos aspectos que juntos dan forma a una enseñanza integral que logra fomentar la capacidad de expresar y controlar las emociones, representando así, una gran ventaja, pues consigue potenciar el aprendizaje, la comunicación y la toma de decisiones con soluciones a problemas sin perder la calma. Sin duda, hablamos de una forma de aprendizaje qué nos acerca más hacia un círculo virtuoso con los demás.
En el artículo siguiente abordaremos
"Los 10 puntos claves para alcanzar una educación emocional en casa".